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jueves, 26 de julio de 2012

Marcos reguladores y participación de los stakeholders

 Está en las antípodas de la transparencia y la participación el hecho de no incorporar las expectativas de los grupos de interés en la definición de una norma. Una norma que así se hiciera nacería sin ninguna legitimidad social y podría entenderse como una excusa para ensalzar determinados aspectos populistas que distan del verdadero valor que aporta el gobierno abierto.


Por el contrario, una norma que si incorpore las expectativas de los stakeholders aportaría un gran avance social, y sería una herramienta perfecta integrar las inquietudes sociales en la toma de decisiones.

Esta decisión nos indicará la voluntad...

domingo, 10 de junio de 2012

Informe ENIS


El 6 de junio ha tenido lugar la presentación oficial del Informe relativo al proyecto ENIS, proyecto internacional en el que han participado veinticinco países de la Unión Europea con el fin de analizar y diagnosticar el Sistema Nacional de Integridad de cada país. Este informe pone de manifiesto las debilidades y las fortalezas de los Sistemas de integridad en cada uno de los citados países, y supone además una buena oportunidad para conseguir importantes sinergias y mejoras futuras en el terreno de la integridad institucional a nivel europeo.

Más información sobre este Informe en: Informe ENIS (PROYECTO_ENIS)

Informe Cambio Global en el Consumo

Informe Cambio Global Consumo
El consumo es una de las variables fundamentales de incidencia en el Cambio Global, y simultáneamente es uno de los vectores que vertebran el funcionamiento de nuestra sociedad. Un fenómeno complejo en el que interactúan los imaginarios y las percepciones sociales, las dinámicas culturales y educativas, las políticas de incentivos económicos, las experiencias emergentes de la sociedad civil, los impactos ambientales o la equidad social.


El análisis de nuestros patrones de consumo y sus estilos de vida asociados es una temática que resultaba necesario abordar de una manera integral, realizando rigurosos diagnósticos e incorporando una visión de medio plazo. Una mirada que nos permita generar políticas y dinámicas sociales orientadas a promover una transición hacia otros modelos de consumo, donde sea posible mantener una alta calidad de vida sin exceder los límites de biocapacidad de los ecosistemas.

EL AUTOBÚS DE ROSA LOUISE PARKS

En 1955, en Estados Unidos, Rosa Luise Parks, costurera, regresaba a su casa tras una intensa jornada de trabajo. En el autobús de línea, todos los asientos reservados para la gente de color estaban ocupados. Sin pensarlo dos veces ocupó uno de los delanteros, libres, exclusivos para las personas blancas. El autobús se detuvo inmediatamente; percibió como se acercaba el conductor, que sin parar de increparla la lanzó a patadas por la puerta de atrás. Quizás no fue la primera vez que sucedía este hecho, pero como muchas veces en la historia, no se sabe por qué, fue la chispa que desencadenó un movimiento, en este caso, por los derechos civiles en Estados Unidos que posteriormente lideraría Martín Luther King, reclamando el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente de color de aquel país.


Es difícil e imprudente intentar predecir un suceso así. Un hecho que reaviva actitudes colectivas con el único objetivo de una causa justa. No pretendo ser Nouriel Roubini; pero sí veo conveniente posicionar en el frontispicio de nuestras reflexiones algunos de los acontecimientos actuales que, en un ejercicio de contrabando semántico de todos y cada uno de nosotros, hemos ido distorsionando y ahora aceptamos como axiomas. Estos, gracias al fomento de la transparencia, pueden desencadenar este mágico efecto. No sabemos hacía dónde, pero estamos seguros de que será positivo para nuestra sociedad.

El primero es la vertiginosa evolución de las ciencias: medicina, biología, física, telecomunicaciones, en relación con su estado en el siglo XIX, como contraste de la nula progresión de la economía mundial, como ciencia aplicada, de sus reglas y de sus objetivos de sostenibilidad. Podemos realizar una operación quirúrgica a 12.000 kilómetros, vía telemática, pero no podemos unificar un criterio fiscal para perseguir los paraísos fiscales. Por múltiples evidencias, la economía no nos ha demostrado lo suficiente para legitimarse como la única solución.

El segundo es la creencia, autoimpuesta, por la que se asume la globalización como único camino efectivo hacia el desarrollo. Más cuando implica la proliferación de organismos internacionales, con cada vez más autoridad y menos transparencia. Los cuales, para intentar contraponer el poder de los mercados, han provocado que muchas decisiones que afectan a la cotidianeidad de las personas dejen de estar en manos de gobiernos regionales o nacionales para recaer sobre un grupo no identificado, y poco transparente en la mayoría de los casos, de burócratas. Esto está provocando la deslegitimación de la política como solución, transformándola, por su pérdida de eficacia, en un obstáculo social.

El tercero es afirmar que la integración en una economía global es buena para los países y regiones pobres, distorsionando así la teoría de David Ricardo sobre las ventajas comparativas que fue formulada para aquellos casos en los que no existe movilidad transnacional del capital. En el caso de la libre circulación de capital transnacional, el capital no busca la ventaja comparativa, sino las ventajas absolutas en países que impliquen menores impuestos, salarios y condiciones ambientales. Tanto en la teoría como en la práctica, el efecto de la libre circulación transnacional de capital es la de anular la doctrina ricardiana de las ventajas comparativas.

Y por último, pensar que la globalización genera más empleo. En Europa, el mundo más globalizado que jamás hemos conocido, presenta la tasa de desempleo más alto que jamás existió en el proyecto europeo. De acuerdo con la OIT (Organización del Internacional del Trabajo, de Naciones Unidas) al comienzo del dos mil había 150 millones de desempleados en el mundo y mil millones de "subempleados"; es decir, un tercio de la fuerza de trabajo mundial. La libre movilidad de capital transnacional es la vía usada por las grandes corporaciones para mantenerse competitivas, si bien genera desempleo en el país de origen y fomenta el "subempleo" en el país de destino.

Los cuatro axiomas anteriormente enumerados se sustentan sobre escenarios de crecimiento permanente, pero, con todo mi respeto y admiración a los economistas, permítanme que haga mía la frase "quienes piensan que el crecimiento permanente es posible con recursos finitos, o están locos o son economistas". La economía que no sirve a las personas, que no impulsa un desarrollo que incluya demandas sociales y empresariales, que confunde crecimiento con desarrollo y que no se forja bajo la afirmación de pertenencia a un estado finito no será la economía del mañana.

Pasar del mito de la eficiencia, a la realidad de la suficiencia es una necesidad actual, básica a nivel financiero y energético, pero tendrá que tener su reflejo en la economía doméstica. Por ejemplo, el hecho de comprar más barato productos fabricados a miles de kilómetros que otros producidos en la región. ¿Por qué este hecho nos parece normal? Porque creemos que es más barato y eficiente si de este análisis excluimos las condiciones sociolaborales, los costes energéticos, el desempleo generado en el país de destino, evasión de capitales y la seguridad alimentaria. ¿Cuáles son los principales cambios que tiene que incluir esta nueva economía? Algunos de ellos podrían ser establecer reglas que permitan una mayor localización monetaria, tasas a la movilidad del capital, acercar el consumo al mercado incluyendo costes ambientales, generar competencia local para evitar monopolios, vincular las tasas impositivas a los recursos consumidos y no al beneficio empresarial.

En 1955, Rosa Luise fue un agente de cambio para muchas personas, hoy cada uno de nosotros debemos aunar esfuerzos para construir una sociedad que piense en un futuro en el que la sostenibilidad y la transparencia no son solo la meta, sino también el camino.
Publicado en el Diario HOY el 22 de abril de 2012. (http://www.hoy.es/v/20120422/sociedad/autobus-rosa-louise-parks-20120422.html)Autobus Rosa Louise Parks. Diario Hoy

lunes, 11 de mayo de 2009

LA INNOVACIÓN: RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

Frente a una cultura empresarial de competencia interna, individualismo y afán

de preponderar, las organizaciones de hoy deben ser conscientes de que su principal objetivo y responsabilidad social consiste en la innovación dentro de la sociedad.

 Analizando la empresa como creadora de valor social, su responsabilidad social
 aparece como una realidad netamente positiva que potencia el cumplimiento de
 sus finalidades institucionales y contribuye a que la organización sea un ámbito de diálogo en el que cada uno de sus miembros da lo mejor de sí mismo al empeño compartido.

Por ello, la empresa, se caracteriza no sólo por su capacidad de adaptarse a las rápidas mutaciones del entorno, sino sobre todo porque constituye el motor de la innovación social. De lo cual se puede inferir que la innovación constituye la responsabilidad social más propia de las corporaciones empresariales. No se trata de una especie de contrapartida negativa de su libertad, sino de una finalidad institucional decididamente positiva, que no representa una carga para la organización, ya que en ella reside la clave de su eficacia en el servicio a la sociedad, de la satisfacción de sus miembros y de su rentabilidad económica. Ningún otro grupo social puede –hoy por hoy– sustituir a la empresa en la aportación de este valor añadido decisivo para la sociedad actual, caracterizada por la continua generación de lo nuevo.

El núcleo de la responsabilidad social de la empresa viene dado actualmente por el ejercicio de su capacidad para suscitar nuevas realidades que promuevan una mejor calidad de vida en su entorno social.

La idea de empresa debe entenderse como esencialmente ligada a la emergencia de lo nuevo. No es preciso insistir en que esta orientación hacia la novedad no consiste en la mera aplicación de las “nuevas tecnologías”, porque en la medida en que están disponibles ya no son nuevas. La innovación más característica de las corporaciones empresariales no se refiere tanto a la técnica como al comportamiento humano. La técnica está regida por reglas. En cambio, lo nuevo en la conducta del hombre nunca se agota en el uso de unas reglas ya dadas, sino que se extiende al descubrimiento de normas nuevas y, sobre todo, a ese amplio territorio del trabajo humano en el que no rigen los esquemas abstractos y estereotipados, sino que el acierto viene dado por el ejercicio creativo de la inteligencia y la capacidad de decisión, lo cual requiere estudio, reflexión, diálogo, imaginación, espontaneidad, iniciativa, prudencia, agilidad de decisión, juventud interior. No hay prontuarios ni recetas para enfrentarse a coyunturas que, en la sociedad compleja, siempre son por definición inéditas.

Las “empresas-dinosaurio” tienen, en cualquier caso, poco futuro. Todos nosotros hemos visto perecer a alguno de esos monstruos prehistóricos, incapaz de adaptarse a una sociedad cada vez más dinámica y compleja. Y tenemos la seguridad de que los dinosaurios que aún perviven en el mundo empresarial tienen los días contados.

Para la empresa, el nombre actual de su responsabilidad social es innovación, siempre que por ella se entienda algo más que el sentido habitualmente atribuido en ese conglomerado de tópicos que suele ser la jerga mercantil y tecnocrática de nuestros días. Esta exigencia puede resultar incómoda para la “razón perezosa” dispuesta a repetirse con tal de no realizar el esfuerzo de no pensar algo nuevo. Pero es la única forma de cumplir su propia misión y de ser competente y competitiva.

Centrémonos, por tanto, en lo decisivo: las personas que piensan, que se esfuerzan, que deciden, que aceptan responsabilidades, que investigan, que aprenden, que enseñan. Tal es el único motor generador de innovaciones que acontece en el mundo empresarial

Así las cosas, el trabajo en equipo es hoy una condición imprescindible para que la empresa logre sacar adelante las responsabilidades de contribuir al bienestar social e innovar los planteamientos de las personas y de las comunidades.

Una innovación liderada por personas libres de prejuicios, capaces de desmarcarse de

los principios vigentes y pensar, desde la misma realidad, con actitudes inconformistas y radicales. Para conseguirla, se requiere de calidad ética y cultural, clima de confianza, un esquema organizativo al servicio de las personas–y no a la inversa–, interdisciplinariedad, una constante actitud investigadora abierta, capaz de rectificar.


Antonio Campos González
Publicado en el Diario Hoy

SUBMARINOS Y ANOMALIAS

Hay veces que las mejores oportunidades están ocultas en algo que, a primera vista, no parece tener importancia alguna. Las anomalías en las preferencias puntuales de los clientes, o en el comportamiento de los empleados, pueden conducir a anomalías en los resultados de una organización. ¿Qué podemos hacer con estas anomalías?, ¿qué significan?, ¿cómo podemos identificarlas y rentabilizarlas?

Una de las reacciones más frecuentes de las organizaciones es hacer como si no existieran. La mayoría de las organizaciones tratan de reducir o eliminar las anomalías por miedo a que llamen la atención por indicar desviaciones respecto al procedimiento normal de trabajo. Incluso, cuando llegan a nivel directivo, éstos suelen descartarlas argumentando que son incidencias puntuales y fortuitas.

Gracias a esta “indolente” pero usual actitud, todos los días existen personas emprendedoras que trabajan para rentabilizar las “anomalías” de su organización, reinventando su propio proceso operativo por usted, y usando estas “anomalías” como criterios agentes con los que obtendrán resultados en su misma sociedad y en sus mismos clientes.

Las organizaciones que ignoran las anomalías se comportan como submarinos que esperan que cuando vuelvan a la superficie todo siga igual; para ello, cada vez que emergen su periscopio justifican el cambio observado como algo mínimo y despreciable que no evidencia que modifiquen el rumbo, ni la metodología de navegación, etcétera.

Todo queda justificado con el indicador de la velocidad de navegación, las cifra de ventas en el caso de organizaciones. Si analizamos este indicador vemos que es un indicador que es consecuencia de todos los demás factores (los denominados “criterios agentes”), en los cuales las anomalías pueden ser diluidas; este es el verdadero peligro. Cuando un día medimos la velocidad de nuestro submarino y vemos que ha disminuido, por ejemplo, la mengua de la cifra de ventas, se intentan poner soluciones sin analizarlas, para ello, las anomalías que han ido surgiendo y que habíamos diluido por la buena velocidad de nuestro submarino.

Hasta el siglo pasado, con una economía no globalizada, la congruencia interna entre la estrategia, la estructura y las habilidades han sido los agentes que han impulsado la cultura organizacional.

Hoy en día, con una economía cambiante y basada en la incertidumbre y el descubrimiento, esta congruencia nos puede conducir a la inercia tanto cultural como estructural y, por ende, a la no-innovación.

La actitud de valorar las “anomalías”, para transformarlas en un activo más de la organización, permite tener criterios para establecer el “rumbo del submarino”, y la misión de la organización, la adecuada diversificación de su negocio, y sobre todo, la innovación y el aprendizaje.

Los denominados anteriormente “criterios agentes”, no son más que los criterios que la organizaciones pueden usar para establecer qué hacer con estas anomalías y como usarlas en beneficio propio. Gracias al modelo EFQM podemos enumerar, con garantía de éxito, los criterios agentes más usados por las organizaciones excelentes: liderazgo, personas, procesos, colaboradores y recursos, al igual que, la política y estrategia. Actuando sobre estos criterios podemos descifrar el código del valor de nuestro entorno en beneficio de nuestra organización.